El viaje del papa Benedicto XVI a África tomó un cariz conciliador el jueves, con una homilía ante 60.000 personas en Yaundé dedicada a los pobres y con palabras de paz hacia los musulmanes, tras la polémica sobre el preservativo que eclipsó el inicio de la gira.
Vigilado por un imponente dispositivo de seguridad, el estadio Amadou Ahiyo se llenó de miles de fieles -mientras que otros miles más se quedaron fuera- para asistir a la primera misa en tierra africana de Benedicto XVI, fuertemente ovacionado a su llegada en el "papamóvil".
En su homilía, el Papa lamentó "el cambio radical del modo de vida tradicional" africano y "la tiranía del materialismo" bajo el efecto de la globalización.
"Africa en general y Camerún en particular corren el riesgo de no reconocer" a Dios, "verdadero artífice de la vida", advirtió.
Benedicto XVI hizo alusión al trágico "desarraigo" de muchos africanos, particularmente los jóvenes privados de recursos y atraídos "por los paraísos efímeros".
"Este proceso destructor no es irreversible", afirmó sin embargo Benedicto XVI durante la homilía, centrada en la defensa de la familia, tema tradicional del día de San José que la Iglesia católica celebra este jueves en todo el mundo.
Tras la misa, el Papa entregó a los obispos el documento preparatorio del próximo sínodo católico sobre África, que denuncia "un proceso organizado de destrucción de la identidad africana bajo el pretexto de la modernidad".
La "globalización" amenaza "los valores africanos auténticos", como "el respeto a los ancianos", "el respeto a la vida" o la cultura de la ayuda mutua, añade el documento.
El texto acusa a las "potencias militares y económicas" de imponer su ley, fomentando el tráfico de armas que generan guerras y explotando las riquezas minerales del continente. Las instituciones financieras internacionales también son acusadas por los efectos "funestos" de los programas de reestructuración que imponen.
La misa de este jueves era la primera cita del Papa con las masas, tras su llegada el martes a Yaundé como parte de su primer viaje a África, que continuará el viernes en Angola.
La llegada del Pontífice a Camerún el martes estuvo marcada por la polémica, después de que Benedicto XVI afirmase que el uso del preservativo no soluciona sino que "agrava el problema" del sida, que afecta a 22 millones de personas en África.
El Papa "ha sido informado a grandes rasgos" de las reacciones mundiales a sus declaraciones, explicó este jueves Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.
Benedicto XVI "ha hablado de muchos otros asuntos", agregó el portavoz, que lamentó "una dicotomía entre lo que se vive en Camerún" y "de lo que se habla en el extranjero".
Entre esos asuntos figura la relación entre el islam y la cristiandad, asunto sensible desde la llegada de Benedicto XVI a la cabeza de la Iglesia católica, en 2005.
Camerún "acoge a miles de cristianos y musulmanes que, a menudo, viven, trabajan y realizan sus prácticas religiosas en vecindad", afirmó Benedicto XVI a una delegación de dignatarios musulmanes antes de oficiar la multitudinaria misa.
"Todos creen en un Dios único" y comparten "valores fundamentales" como "la familia, la responsabilidad social, la obediencia de Dios y la defensa de los débiles", agregó.
Benedicto XVI ya había tratado el tema de la unión entre la fe y la razón en un discurso pronunciado en Ratisbona (sureste de Alemania) en 2006, que suscitó indignación en el mundo musulmán porque parecía negar al islam toda dimensión racional y asimilarlo a la violencia.
Vigilado por un imponente dispositivo de seguridad, el estadio Amadou Ahiyo se llenó de miles de fieles -mientras que otros miles más se quedaron fuera- para asistir a la primera misa en tierra africana de Benedicto XVI, fuertemente ovacionado a su llegada en el "papamóvil".
En su homilía, el Papa lamentó "el cambio radical del modo de vida tradicional" africano y "la tiranía del materialismo" bajo el efecto de la globalización.
"Africa en general y Camerún en particular corren el riesgo de no reconocer" a Dios, "verdadero artífice de la vida", advirtió.
Benedicto XVI hizo alusión al trágico "desarraigo" de muchos africanos, particularmente los jóvenes privados de recursos y atraídos "por los paraísos efímeros".
"Este proceso destructor no es irreversible", afirmó sin embargo Benedicto XVI durante la homilía, centrada en la defensa de la familia, tema tradicional del día de San José que la Iglesia católica celebra este jueves en todo el mundo.
Tras la misa, el Papa entregó a los obispos el documento preparatorio del próximo sínodo católico sobre África, que denuncia "un proceso organizado de destrucción de la identidad africana bajo el pretexto de la modernidad".
La "globalización" amenaza "los valores africanos auténticos", como "el respeto a los ancianos", "el respeto a la vida" o la cultura de la ayuda mutua, añade el documento.
El texto acusa a las "potencias militares y económicas" de imponer su ley, fomentando el tráfico de armas que generan guerras y explotando las riquezas minerales del continente. Las instituciones financieras internacionales también son acusadas por los efectos "funestos" de los programas de reestructuración que imponen.
La misa de este jueves era la primera cita del Papa con las masas, tras su llegada el martes a Yaundé como parte de su primer viaje a África, que continuará el viernes en Angola.
La llegada del Pontífice a Camerún el martes estuvo marcada por la polémica, después de que Benedicto XVI afirmase que el uso del preservativo no soluciona sino que "agrava el problema" del sida, que afecta a 22 millones de personas en África.
El Papa "ha sido informado a grandes rasgos" de las reacciones mundiales a sus declaraciones, explicó este jueves Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.
Benedicto XVI "ha hablado de muchos otros asuntos", agregó el portavoz, que lamentó "una dicotomía entre lo que se vive en Camerún" y "de lo que se habla en el extranjero".
Entre esos asuntos figura la relación entre el islam y la cristiandad, asunto sensible desde la llegada de Benedicto XVI a la cabeza de la Iglesia católica, en 2005.
Camerún "acoge a miles de cristianos y musulmanes que, a menudo, viven, trabajan y realizan sus prácticas religiosas en vecindad", afirmó Benedicto XVI a una delegación de dignatarios musulmanes antes de oficiar la multitudinaria misa.
"Todos creen en un Dios único" y comparten "valores fundamentales" como "la familia, la responsabilidad social, la obediencia de Dios y la defensa de los débiles", agregó.
Benedicto XVI ya había tratado el tema de la unión entre la fe y la razón en un discurso pronunciado en Ratisbona (sureste de Alemania) en 2006, que suscitó indignación en el mundo musulmán porque parecía negar al islam toda dimensión racional y asimilarlo a la violencia.
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